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  • Foto del escritorAcentos Territoriales

𝐅𝐫𝐚𝐠𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐮𝐧𝐢𝐫.

𝐃𝐞 𝐭𝐫𝐚𝐧𝐬𝐩𝐨𝐫𝐭𝐞 𝐦𝐚𝐬𝐢𝐯𝐨 𝐲 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐜𝐨𝐭𝐢𝐝𝐢𝐚𝐧𝐚.


Por: Miriam Anahí Guerra Hernández


Cuando hablamos del territorio como una categoría de análisis, pero también como producto de la estructura social, económica, política y de las dinámicas culturales, es insoslayable integrar como punto de partida los efectos que el propio capitalismo tiene sobre los procesos y fenómenos producidos y reproducidos en los territorios habitados, en este caso en territorios urbanos.


El proceso de urbanización afectado por el modelo neoliberal, concentra una serie de modificaciones infraestructurales aislados de las implicaciones en el territorio, en los individuos y en la sociedad. En el caso del territorio urbano, son múltiples los elementos que lo componen y que a su vez están mediados por dicho modelo: la vivienda, los servicios básicos, la movilidad urbana y con ello, los medios de transporte, entre los que figura el transporte masivo, en modalidad de metros o trenes ligeros, como uno de los preferidos para el desarrollo de las metrópolis, según los modelos de ciudad vigentes.


Y para justificar estas implementaciones de transporte en territorios urbanos, viene a la ecuación el paradigma de la movilidad sustentable como el armazón perfecto para que la política pública nacional y local discurse sobre cuáles son los traslados menos contaminantes, más eficientes y eficaces, y con ello justificar también los miles de millones de pesos invertidos en la construcción, excluyendo las externalidades sociales ancladas al territorio que propician este tipo de intervenciones.


El Área Metropolitana de Guadalajara, México; como la mayoría de las metrópolis latinoamericanas concentra diversidad de poblaciones, asimismo, el territorio en su dimensión física y geográfica tiene particularidades. Por esta razón, cuando en la ciudad de Guadalajara anunciaron la implementación de una infraestructura de transporte masivo en modalidad de tren ligero bajo el discurso de la sustentabilidad, olvidaron que la sustentabilidad también implica lo social. Que en los análisis costo-beneficio solo tiene lugar el ahorro económico y las supuestas mitigaciones ambientales; que no hay esfuerzos que intenten diagnosticar qué ocurre en los territorios aledaños a estas construcciones infraestructurales y que, por tanto, la infraestructura llega y se queda como una ranura que fragmenta el territorio con una única intención -irónica- de unirlo a través de sus viajes.


Fotografía 1. Esperando el progreso. Barrio aledaño a la línea de tren ligero.

Fuente: Propia. Fotografía ganadora del 3er lugar en el Coloquio sobre Procesos Urbanos y Sustentabilidad. Jalisco, México.


Desde el año 2015, como parte de las observaciones de campo en un equipo de investigación sobre los aspectos psicosociales de la movilidad urbana, identifiqué contrastes importantes en los barrios que atraviesa esta línea de tren, algunos de ellos con problemas estructurales agudos de violencia, de falta de apropiación del espacio barrial y desatención en los servicios básicos urbanos,

Ante estos problemas existentes, surgieron diferentes preguntas que, al día de hoy, continúo reflexionando e intentando operacionalizar: ¿de qué manera los habitantes se apropian de esta infraestructura cuando no hay formas accesibles de llegar a ella? ¿Cómo incorporan esta infraestructura en sus dinámicas cotidianas, si hay otros problemas de fondo? ¿Cómo incide en su identidad barrial? ¿experimentan esta infraestructura más como una ganancia o como una pérdida?


Fotografía 2. Fragmentando para unir.

Fuente: Propia.


Sobre la autora: Lic. en Psicología y Mtra. En Movilidad Urbana, Transporte y Territorio. Actualmente trabaja las líneas de investigación: Aspectos psicosociales de la movilidad urbana y movilidad regional no periurbana.



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